LA CAÑA

Era un sitio muy visitado por mi familia y yo, pero no volvemos. Hemos pedido 1 hamburguesa, la calidad malísima, carne prensada, no suelta, como si comiéramos un Mac Donalds, peor, porque todos sabemos, de antemano cómo es esa comida. Pero en La Caña, ésto ha sido un fraude. Hemos pedido 1 salsa barbacoa, para hacerla mas comible, y no tienen ni esta salsa, común en todos Rtes. Además el Pato confitado, ahora lo acompañan de zanahorias y una compota de manzana. El plato nada en zanahorias, la manzana casi ausente.....Antes lo ponían con sus pimientos confitados .....nada que ver.. Nos hemos quejado a la camarera, pero ni caso..."ellas no tienen la culpa", ni la mínima recompensa por paliar la mala comida.... Han perdido a esta familia, como clientes....y perderán muchos más a este paso..

El viernes día 7 de febrero estuvimos comiendo en este restaurante, menú para dos personas: 1 Ensalada verde de la huerta. 2 Salmón a la plancha con verduras de Nori Tolentino. 1 Botella de vino blanco de Rueda 1 botella. La ensalada Bien, El salmón era 2 tiritas de grosor de menos de un dedo (8 milímetros) de una supuesta rodaja, con 2 tiras de calabacín como tristes verduras, sin ningún Nori Tolentino o verdura que se le parezca. TODO DE PESIMA CALIDAD. El vino, bien LA MESA QUE NOS DIERON ESTABA SITUADA EN UNA ZONA REPLETA DE MOSQUITOS (de fruta) Un MOSQUITO calló en una de nuestra copa con vino. EL RESTAURANTE NO CAMBIÓ LA COPA CON VINO CONTAMINADA Y NI SIQUIERA OFRECIÓ COPA DEL MISMO VINO SUSTITUTIVO. EN DEFINITIVA, ES UN RESTAURANTE CON UN MENÚ POBRE EN PRODUCTOS, COCINADOS MALAMENTE, SIN NINGUN GUSTO. ESTABLECIMIENTO CON POCA HIGIENE.

Un desastee completo. Se hizo una reserva hace 2 meses para 12 personas y aceptaron la reserva. El mismo dia de la cena nos llamaron para confirmar y les dijimos que SI. Al llegar al restaurante todos nos encontramos que en vez de tener una mesa para 12 tenemos 2 de 6. Despues de hablar y quejarnos varias veces a la encargada nos pusieron en un rincon apretadisimos. Despues de cenar pedimos cada uno una hoja de reclamaciones, es decir 12, y solo nos trajeron una. Al irnos les volvimos a recriminar que el trato habia sido lamentable y encima se rieron en nuestra cara. Ya habiamos estado mas veces en este sitio y nunca nos habia pasado algo asi. La educacion de los camareros y la encargada dejo mucho que desear.

El menú del día bien de precio, calidad y cantidad.

Pedimos unas patatas bravas, estaban blandas y recalentadas. La parrillada de verduras sabía fatal, lo mismo que la fideuá de pescado de roca, que era una masa informe repugnante. Estuve vomitando en la calle varios minutos tras salir del restaurante. Hacía varios años que no volvía a La Caña y no pensaba que se había degradado tanto.

El pasado viernes 28 de abril fui a cenar con mi familia al Restautante La Caña para celebrar el 30 cumpleaños de mi hermana. Éramos 10 personas por lo que llame el día anterior para reservar una mesa, a lo cual me comentaron que los fines de semana no hacían reserva pero que si íbamos pronto no habría ningún problema. Llegamos al restaurante a las 21h, y tal y como me dijeron el día anterior, el restaurante estaba vacío, pero cuando pedimos mesa para 10 nos dijeron que no había problema pero que tenía que ser en La planta de abajo, algo que por supuesto no me avisaron el día anterior cuando llamé. Entonces les explicamos que una de las personas que venía a la cena era mi abuela, de 87 años, y con MOVILIDAD REDUCIDA, por lo que era totalmente imposible que bajara la escalera y necesitábamos mesa en la planta de arriba. La persona que nos atendió nos dijo que lo entendía, pero que los fines de semana no estaba permitido juntar mesas y que o nos daban mesa en la planta de abajo o NO NOS PODÍA AYUDAR. Quiero recalcar que en ese momento el restaurante estaba vacío y había mesas libres de sobra, pero según nos vinieron a explicar en el restaurante, les salen más rentables las mesas pequeñas que los grupos porque van más rápido y por lo tanto hacen más caja. Quiero dejar esta queja por escrito, puesto que a mi abuela le dieron un trato totalmente discriminatorio por su movilidad reducida. Dejando a parte el hecho de que si hay una planta de abajo debería estar adaptada para discapacitados (y más si es la única opción que dan para grupos), si la planta de arriba hubiera estado llena entiendo que sólo nos dieran mesa abajo, Y lógicamente nos habríamos ido sin rechistar, pero estando el restaurante VACÍO me parece una vergüenza que no nos dieran mesa y nos tuviéramos que buscar otro sitio para cenar. Por lo tanto, sólo avisar a discapacitados y gente con movilidad reducida, que en este restaurante, si venís en grupo, no podréis cenar.

No sabiamos nada de ese lugar y entramos y salimos encantados, lugar acogedor y comida buenisima.