ANNA BELLA

Anna Bella tiene a favor su situación en Pintor Rosales, un local no muy grande y una buenísima terraza frente al Parque del Oeste que es la razón que siga abierto a base de vender cerveza y refrescos, es resto es una catástrofe hostelera sin paliativos. El servicio es malo de solemnidad, aunque hay que reconocer que voluntarioso e intención de atender correctamente, pero carece de los mínimos conocimientos necesarios para desempeñar con acierto su trabajo, y no hay nadie que los dirija y enseñe. La comida es lamentable, muy mala, no es cara pero atendiendo a su calidad el precio sería excesivo aunque lo regalaran. En Anna Bella he tomado la que con seguridad es la peor hamburguesa de mi vida, con la carne absolutamente calcinada, vestigios de algo parecido a hojas de ensalada (lo intuyo por el color tirando a verde) y un trozo de tomate mal cortado y muy escaso. Cebolla cortada a machete y sin rastro del queso que se supone se integra en la especialidad según la carta. Espantoso. He probado pocas cosas más, como los nachos o los tequeños y son igualmente deplorables. Una lástima que haya sitios tan malos contando con tan buenas condiciones para hacer un lugar agradable en el que se respete el paladar de los clientes, en Anna Bella parece que se esfuerzan en hacer las cosas mal. Lugar a evitar en la medida de lo posible.